Ayer se conmemoró el paso a la
eternidad de Eva Duarte de Perón y en cada homenaje que vi o leí o escuché
faltaba algo, faltaba eso que la hizo ser quien es, no sólo por ella misma sino
también por aquel cóndor que, sin dejar Evita de ser gorrión, le enseñó a volar
como él y así arrasar con el Amor, me refiero a Juan Domingo Perón;
mostrándole el potencial de su corazón enamorado. Haciendo de ese día que
decidió acompañarlo su día maravilloso.
Sabemos que son pareja, pero lo que se
ignora o desprecia a veces es ese amor que los unió, como hombre y mujer que
decidieron elevar aquel amor a esferas más sublimes y profundas, amando al
pueblo argentino.
Es que sin el motor del Amor nada de
todo lo que hizo Evita hubiese sido posible, fue ese Amor el que la llevó a
realizar aquel hermoso 17 de octubre, el movimiento de los corazones, aquel
mismo espíritu generó la revolución del Amor.
Un mismo corazón, el de ellos como
pareja y el Amor al pueblo, son una misma cosa, no está separado.
Por eso ella fue-es la Jefa Espiritual
de la Nación. Dando su misma vida por un ideal, haciéndose madre de todo un
pueblo y pariendo vida en cada acto de entrega.
Esto mismo sus descamisados, lo pudieron ver, vivir y
palpar, no hacían falta palabras sólo amar más y más, ese Amor que fue mutuo de
la misma forma que era con Perón.
Ella no quería y no necesitaba nada
más, que amar y ser amada donándose en vida, no sólo a este pueblo sino también
al mundo llevando la Justicia Social, una Justicia más amplia y perfecta, según
necesidad.
Por eso rechaza los honores y no a la lucha porque amar es combatir.
Esto quedó en la eternidad, en los corazones de todos y todas y hoy está presente más que nunca en cada mujer llevando este mismo impulso, Evita sigue trabajando en cada corazón que, como el mío, tiene sed de Justicia, Verdad y Amor.
Estamos convocando al Único Movimiento de Mujeres, buscando este mismo espíritu de Unidad Nacional, más allá de banderas políticas, creencias, ideologías, etc. Por el simple hecho de ser mujer y querer ensalzar con hechos al hombre que tenemos al lado, sea esposo, hermano, padre, amigo, hijo o con quien nos toque vivir o compartir algún momento de nuestras vidas. Sabiendo que en ese mismo acto estamos siendo más mujeres que nunca, nos estamos reivindicando en el ser femenino.
Así quiere Evita llevarnos siendo bandera de la Victoria… algo más que un bello billete.
Mi querida Evita, este es mi pequeño homenaje, lamento quien no lo comprenda o la odie, porque simplemente no saben lo que hacen.
Con todo el Amor y la emoción que me da tu vida, tu paso por este mundo, es que me considero una de tus millones en los que volviste, en los que aún sigues viva. Mi corazón se enorgullece de tan alta compañera.
Martha Eva.
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